Estrés y Fertilidad: ¿El estrés puede impedir lograr el embarazo?

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El efecto del estrés en nuestra salud se ha convertido en un tema de conversación importante en las últimas décadas. Nuestras vidas se vuelven cada vez más estresantes debido a  que vivimos en una sociedad que valora el "ajetreo" y cree que el éxito, está ligado a la acción.

Pero ¿Cómo podemos definir el estrés y cuáles son sus principales causas?. Según el portal MedicineNet (sitio web médico estadounidense que brinda información detallada sobre enfermedades, afecciones, medicamentos y salud en general), desde un contexto médico, el estrés es un factor físico, mental o emocional que causa tensión física o mental. Este puede ser externo (del entorno, situaciones psicológicas o sociales) o interno (enfermedad o enfrentar un procedimiento médico). El estrés puede iniciar la respuesta de supervivencia en nuestros cuerpos lo que representa una reacción compleja de los sistemas neurológico y endocrino.

Cuando hablamos de las principales causas del estrés, podemos mencionar las siguientes cuatro: 1) falta de control, 2) incertidumbre, 3) aislamiento emocional y 4) incapacidad para expresar emociones. 

Hemos visto en algunos casos de nuestros pacientes, como el estrés puede causar un ambiente poco favorable para la implantación de los embriones. Sin embargo, entendemos que el estrés es una reacción completamente natural. El simple hecho de enfrentarse a un diagnóstico  de fertilidad genera estrés, confusión, incertidumbre y muchas otras emociones que pueden llevarnos al agotamiento físico y mental.  Por otro lado, es alentador que hayan tantos datos que sugieren que las prácticas de relajación de la mente y el cuerpo pueden reducir eficazmente el estrés, mitigarlo durante los tratamientos de infertilidad y tal vez incluso mejorar los resultados de los mismos. 

Pero ¿Qué tiene que ver esto con la infertilidad? En este artículo explicamos cómo el estrés puede afectar la fertilidad y cuáles son las mejores prácticas para mitigarlo. 

¿Cómo influye el estrés sobre la fertilidad

Como ya lo mencionamos la falta de control, la incertidumbre, el aislamiento emocional y la incapacidad para expresar emociones, son factores  inevitables durante el viaje de la fertilidad y no se pueden evitar, son emociones completamente naturales que surgirán durante cualquier tratamiento de fertilidad. No existe una receta mágica que nos permita librarnos de ellas, pero hay herramientas que podemos poner en práctica para mantener los niveles de estrés controlados. Primero, profundicemos un poco más en la biología del estrés.

El estrés tiene un impacto profundo en nuestra biología. Un factor de estrés agudo desencadena nuestra respuesta natural de supervivencia, que es esencial para que podamos soportar situaciones que amenazan nuestra seguridad emocional o física. Esta respuesta de lucha o huida es la activación de nuestro sistema nervioso simpático y una cascada posterior de respuestas biológicas que, en última instancia, aumentan nuestra conciencia e instintos protectores. En este estado de hiperactividad, nuestro cerebro desencadena la liberación de neurotransmisores como la epinefrina (adrenalina) y la norepinefrina (noradrenalina) lo que nos hace sentir alerta y concentrados. El hipotálamo y la pituitaria inducen a la glándula suprarrenal a liberar más cortisol, la "hormona del estrés" por excelencia. El flujo sanguíneo se desvía del intestino y se concentra en el cerebro, el sistema esquelético y los músculos para hacernos hiperactivos y listos para la acción.

Si bien la excitación natural y la relajación del cuerpo ante el estrés agudo son naturales y saludables, el estrés crónico se vuelve problemático. Aquí es cuando la respuesta de huir o luchar permanece en efecto y nuestros cuerpos se mantienen en este estado de hiperactividad. Con el tiempo, esto puede tener efectos negativos acumulativos a través de nuestro sistema. La acción constante del sistema simpático mantiene nuestra presión arterial alta, lo que puede provocar hipertensión y el flujo sanguíneo puede desviarse de los órganos reproductores. La estimulación constante conduce a niveles altos de cortisol y producción suprarrenal. El sistema inmunológico está inhibido y esto nos hace susceptibles a enfermedades e infecciones. En casos extremos e implacables el hipotálamo y la glándula pituitaria se suprimen en exceso, lo que puede hacer que el sistema reproductivo se apague por completo y provoque la ausencia total de ciclos menstruales.

Sin embargo, es alentador que una vez que se alivia el factor estresante, el cuerpo puede relajarse asombrosamente y restaurar un equilibrio normal tanto del estrés agudo como crónico. El sistema nervioso parasimpático o de relajación se activa, el flujo sanguíneo regresa al intestino y los órganos reproductores, nuestra frecuencia cardíaca y presión arterial se normalizan, nuestro aumento de cortisol disminuye y volvemos al modo de reposo. Nuestra tiroides y glándulas suprarrenales funcionan nuevamente, manteniendo el metabolismo inicial y nuestro sistema reproductivo está optimizado para el potencial de fertilidad, la preconcepción y el embarazo.

La buena noticia es que podemos controlar la forma en que lidiamos con el estrés y, por lo tanto, los efectos que tiene en el cuerpo. Periódicamente, podemos sacar nuestros cuerpos de la respuesta al estrés y llevarlos a la respuesta de relajación. Pero primero, debemos ser capaces de identificar el estrés en nuestro cuerpo. Analicemos las 3 etapas del estrés, conocido como síndrome de adaptación general, como lo describe Hans Seyle.

  • Primera etapa del estrés: 

Alarma. Cuando nuestros cuerpos están en respuesta al estrés,  nos envía señales de advertencia de que las cosas se están saliendo de control. Estas señales de advertencia pueden tener una variedad de caras:

a) Físicas: dolores de cabeza, insomnio, pérdida del apetito o atracones, rechinar los dientes.

b) Conductuales: abuso de alcohol o drogas, compulsividad, inquietud.

c) Emocional: agresión, irritabilidad, llanto frecuente.

d) Cognitivo: concentración deteriorada, pensamientos críticos, mente acelerada, culpas y distorsiones en pensamientos como pensar todo o nada, o saltar a conclusiones irracionales.

  • Segunda etapa del estrés:

Resistencia. Aquí es cuando se activan las alarmas, pero elegimos ignorarlas.

  • Tercera etapa del estrés:

Agotamiento. Después de ignorar los síntomas, nuestro cuerpo toma el control y frena de golpe. Por lo general, esto se presenta en forma de enfermedad, ya que nuestro sistema inmunológico se ve comprometido por estar en una respuesta de estrés elevada durante demasiado tiempo.

¿Cómo puedo reducir el estrés al tratar de concebir?

Ahora sabemos cómo funciona el estrés, por qué nos estresamos y cómo se ve. Así que hagamos algo al respecto elaborando un plan de manejo del estrés o un "plan de relajación". El objetivo no es tratar de eliminar los factores estresantes (ocurren), sino minimizar el estrés crónico:

  1. Conciencia: Se consciente de sus señales de advertencia. ¿Cuáles son tus campanas de alarma? ¿conductual, cognitivo, físico, emocional?
  2. Aceptación:  Aceptar no significa ceder. Reconocer y aceptar es clave para seguir adelante. Al decir: “Estoy triste y la tristeza es una respuesta humana normal. Está bien”, reconocemos las señales de advertencia y podemos comenzar a procesar nuestro estrés.
  3. Acción: Este es el paso que suele ser el más difícil porque implica cambiar nuestros viejos hábitos. En lugar de tomar una botella de vino o el control remoto del televisor, busquemos lo que  brinde una verdadera tranquilidad. Enumerar algunas opciones que podemos seguir para lidiar con el estrés: tomar un baño, salir a caminar, tomar una clase de yoga, meditar o simplemente detenernos y respirar profundamente. Se preventiva en la acción: cuando sepas que se aproxima un procedimiento o una cita particularmente estresante, comienza unos días antes a respirar profundamente, meditar y visualizar resultados positivos.

Pregúntate (y se honesta contigo), ¿te tomas el tiempo necesario para  relajarte con prácticas de mente/cuerpo? Si tu respuesta  es no y crees que necesita un poco de ayuda o motivación, comienza a buscar ese apoyo. Realiza agradables caminatas cortas, encuentra clases en línea para meditación o yoga, y programa este tiempo en tu calendario. La relajación requiere práctica, no es tan fácil como decir: "Ahora voy a ser una persona relajada". Al igual que cualquier otra habilidad, esto requiere tiempo y compromiso para que forme parte de tu vida. No puedes esperar relajarte en el momento justo después de pasar semanas, meses o años en un estado de estrés crónico.

Y finalmente, replanteemos nuestro punto de vista sobre la relajación de "no hacer nada" y hagámoslo más accesible para nuestra mentalidad de "hacer". Estás haciendo algo profundo, enriquecedor y de apoyo a tu fertilidad que no implica grandes cantidades de dinero, medicamentos, tiempo o energía. La relajación es una actividad proactiva que puedes controlar para apoyar tu fertilidad. Velo de este modo, estás preparando tu cuerpo para que sea lo más receptivo posible a cualquier medida que estés tomando para concebir.

Si necesitas más información de recursos para disminuir tus niveles de estrés contactamos al 233-2323, en Panama Fertility podemos ofrecerte nuestro Programa Wellness, donde podrás encontrar sesiones de acupuntura con un especialista y charlas personalizadas con nuestro equipo de psicólogos especializados en terapia familiar y manejo de emociones.